PLAN DE ESCUELAS ASOCIADAS DE LA UNESCO
El Plan de Escuelas Asociadas de la UNESCO (PEA) es una red de Centros de Enseñanza esparcidos por el mundo que se adhieren a los ideales de la UNESCO. El PEA, inaugurado en 1953, promueve la educación para la comprensión internacional a fin de preparar a los niños y a los jóvenes para afrontar los apremiantes desafíos que se plantean a la humanidad, en el contexto de los recursos del planeta. El Plan está concebido para que surta un efecto multiplicador: a nivel nacional, la incorporación de las innovaciones del PEA en la orientación principal del sistema educativo; a nivel internacional, la difusión de la información sobre los resultados del PEA para provecho de todos. El PEA tiene una perspectiva mundial, orientada hacia el futuro y centrada en los valores humanos, de forma que el espacio entre la pizarra y el pupitre abarque los horizontes del mundo.
Los cuatro temas principales de estudio del PEA son:
1. Los problemas mundiales y
el papel que desempeña en su solución el sistema de las Naciones Unidas;
2. Derechos humanos;
3. Otros países y culturas;
4. El hombre y su medio ambiente.
Qué ofrece el PEA:
1. Participación en una red de escuelas que funciona a nivel nacional e internacional para contribuir a la transición de la actual cultura de guerra y violencia a una cultura de paz y democracia mediante la educación.
2. Suministro de documentación relevante de la UNESCO sobre la educación para la comprensión internacional, por ejemplo: El Correo de la UNESCO.
3. Intercambio de información sobre las innovaciones y resultados relativos al PEA.
4. Una oportunidad para concertar acuerdos de hermanamiento y coparticipación con otras Escuelas Asociadas del país y de otros países.
BREVE HISTORIA DEL MOVIMIENTO DE ASOCIACIONES, CENTROS Y CLUBES UNESCO
I.1.
Año 1946: Inauguración del movimiento más tarde llamado de asociaciones, centros
y clubes UNESCO
Y desde que aquel 1 de noviembre de 1945 se reuniera en Londres la Conferencia
Preparatoria para la Fundación de la UNESCO pasaron un año y veintiséis días.
Era, exactamente, el 27 de noviembre de 1946. Ese día, el delegado de Bélgica
para la primera Conferencia General de la UNESCO, M.V. Bóet, menciona la existencia
de grupos de amigos de la UNESCO en su país[2].
Cuando por primera vez en la historia de la UNESCO se conoció la existencia
de grupos de amigos de la UNESCO, se estaba hablando de un proyecto de creación
de los que entonces se denominaban clubes de relaciones internacionales[3].
En
efecto, en el marco de la Subcomisión de Educación, que está elaborando sus
propuestas para la Comisión del Programa de 1947, el Dr. Wilson, de la Secretaría
de la UNESCO, expone el objetivo fundamental de los clubes de relaciones internacionales.
Y lo hace en respuesta a una cuestión que sobre ese particular plantea el delegado
del Reino Unido. Para el Dr. Wilson los clubes de relaciones internacionales
constituirían una plataforma para el establecimiento de relaciones directas
entre la UNESCO y los alumnos a ellos pertenecientes[4].
Que
la propuesta de unir a los clubes con la acción de la UNESCO fue calurosamente
acogida por algunos de los miembros de aquel Grupo II de la Subcomisión de Educación,
cabe deducirlo de la pregunta del profesor francés Wallon. Éste llegó a preguntar
si la UNESCO podría proporcionar a estos clubes algunas facilidades en lo relativo
a viajes, divisas y pasaportes. El Dr. Wilson respondió que la UNESCO estaría
encantada de apoyar los intercambios entre los miembros de esos clubes, pero
que esas cuestiones materiales correspondían a otro proyecto[5].
Las
delegaciones del Reino Unido y Nueva Zelanda estimaron, sin embargo, que aquel
no era el momento para tratar esos asuntos. Propusieron, en contrapartida, que
fuera al año siguiente, en 1947, cuando se abordaran las cuestiones relativas
a la determinación del modo como la UNESCO podía empujar la fundación y desarrollo
de clubes ligados a las escuelas, y estudiar cuáles deberían ser las relaciones
entre la UNESCO y esos clubes. Pensaban, además, que antes era necesario recoger
una sólida documentación sobre la cuestión y establecer contactos con organizaciones
interesadas. En consecuencia, añadían que era inútil emprender actividades en
este ámbito antes de 1948[6].
Tal
propuesta parecería la lógica, máxime si se consideraba que contenía elementos
optimizadores para la tarea. Pero fue rechazada. El Dr. Wilson declaró que la
Secretaría de la UNESCO estaba dispuesta a continuar con los trabajos ya emprendidos
este año de 1946 en relación con los clubes, y a poner en marcha los que ya
estaban preparados.
Los
delegados de Bélgica, Filipinas e India aprobaron la decisión de la Secretaría.
Y con el matiz de que se distinguiera entre clubes de niños, jóvenes y adultos
-exigido por el delegado belga- se adoptó la proposición de la Secretaría[7].
El
Informe de la Subcomisión de Educación, en su capítulo primero dedicado a la
Acción Inmediata para Favorecer la Comprensión Internacional, propondrá como
proyecto deseable a emprender en 1947 lo siguiente:
a) Ayuda a los Clubes
de Relaciones Internacionales. La Secretaría trabajará por intermedio de las
organizaciones educativas y de los grupos de juventud de los Estados Miembros,
proveerá la información y los materiales de los que tengan necesidad[8].
Así pues, el año 1946 puede ser considerado como el momento inaugural del movimiento que más tarde será conocido como de asociaciones, centros y clubes UNESCO.
I.2.
Relaciones entre las comisiones nacionales de cooperación con la UNESCO y el
movimiento de asociaciones, centros y clubes UNESCO
Presente en la Constitución de la UNESCO, se recomienda a los
Estados Miembros de la Organización que constituyan una Comisión Nacional en
la que estén representados el gobierno y los principales grupos nacionales que
se interesen por la educación, la ciencia y la cultura[9].
Será la Conferencia General de 1951 la que, por primera vez, recomiende
a las comisiones nacionales que asuman la tarea de favorecer la creación de
círculos de amigos de la UNESCO [...] y que estimulen las relaciones entre los
Círculos de los diferentes países por medio de la Secretaría[10].
Esta resolución contiene un dato de interés para la historia del movimiento
de asociaciones, centros y clubes UNESCO. Es la primera vez que la UNESCO declara
que es misión suya potenciar la creación de grupos que lleven en su denominación
el nombre UNESCO.
Al recomendar a las comisiones nacionales la creación de círculos de
amigos de la UNESCO y a que estimulen las relaciones entre ellos por medio de
la Secretaría de la UNESCO, se da un paso significativo en la clarificación
de los perfiles del movimiento asociativo relacionado con la UNESCO.
La implicación directa de la Secretaría de la UNESCO en la tarea de estimular
las relaciones entre los todavía llamados círculos de amigos de la UNESCO, cuya
creación han favorecido los órganos de enlace para todas las cuestiones que
interesen a la Organización[11],
que son las comisiones nacionales, muestra que las asociaciones así creadas
son de interés de la UNESCO.
La Secretaría de la UNESCO vincula con ella a estos grupos al recomendar
que la tarea de fomentar la interacción entre ellos lo hagan las comisiones
nacionales a través de su mediación. La dependencia de estos grupos, pues, es
mayor con respecto a la Secretaría de la UNESCO que con respecto a las comisiones
nacionales. En última instancia, las comisiones nacionales están urgidas a remitirlos
a la Secretaría de la UNESCO. Y, en el mejor de los casos, a favorecer la creación
solamente de aquellos círculos, asociaciones, centros y clubes UNESCO que acepten
esta mediación.
Por tanto, si el propósito más profundo de la UNESCO es asociar a su
proyecto al mayor número de voluntades, así como que éstas se organicen asociativamente
para optimizar su acción y favorecer su eficacia, es lógico concluir que la
Organización se vinculará con los que de ella quieran depender; y de hecho es
así desde el momento en que son favorecidas, autorizadas o reconocidas por las
comisiones nacionales de la UNESCO para usar el nombre UNESCO en la denominación
de la asociación.
La posición de la UNESCO es, pues, coherente con la de 1951: los clubes
son un asunto de la Secretaría de la UNESCO, que tiene como misión arbitrar
los medios necesarios para lograr los propósitos de la Constitución.
Los clubes, que están en esta longitud de onda, forman parte intrínsecamente
de ese programa de acción y, por ello, son un instrumento más en manos de la
Secretaría de la UNESCO.
No es extraño, entonces, que la Secretaría de la UNESCO “arrebate” a
las comisiones nacionales la función de coordinar y promover los intercambios
entre los clubes, asociaciones y centros UNESCO. Si por su proximidad y operatividad
las comisiones nacionales realizan el trabajo de detección y ayuda a los clubes,
el nexo, la dependencia de éstos está en la Secretaría de la UNESCO, y no en
las comisiones nacionales.
Se diría que se trata de distinguir entre las funciones de las comisiones
nacionales -de carácter gubernamental- y la de estas asociaciones. La UNESCO
se vale de unas y otras según sus necesidades. Lo cual significa que no se trata
de quién es más o menos UNESCO, sino de quién realiza qué y cómo para presencializar
a la UNESCO entre los pueblos.
Por otra parte, esta diversidad de figuras entre el instrumental con el que cuenta la Secretaría de la UNESCO para realizar sus funciones, enriquece la estructura de la UNESCO y la convierte en un símbolo de lo que predica. La unión de gobiernos y pueblos, en el marco incluso de una División, es un trasunto de la cooperación que persigue la UNESCO y una concreción del único mensaje de unidad en la diversidad, de igualdad en la diferencia y de conjunción democrática, que debe estar en la base de una sociedad pacificada.
Sin
entrar en más amplios desarrollos que, por otra parte, no la desmienten, la
Conferencia General de 1974 autoriza al Director General a emprender y estimular
actividades encaminadas a sensibilizar al público en general y asociarlo a la
obra de la UNESCO, especialmente: [...] a estimular la creación de clubes y
asociaciones de la UNESCO y a desarrollar y coordinar sus actividades en todos
los niveles, concediendo ayuda a las comisiones nacionales, a las federaciones
de clubs y de asociaciones, y a los clubs y asociaciones no federados[12].
El que se diga explícitamente que se ayude también a los clubes y asociaciones no federados, es un dato de verdadero interés. No es obligatorio que los clubes y asociaciones UNESCO estén federados. Ni siquiera para recibir ayuda de la UNESCO. Esta ayuda se les otorga a los clubes y asociaciones de la UNESCO por el hecho de serlo. Su vinculación esencial es con la Secretaría de la UNESCO. Una vez producida ésta, las demás vinculaciones y asociaciones son accidentales y de opción libre.
Es en la Conferencia General de 1978 cuando la UNESCO da a conocer el
proyecto de creación de una Federación Mundial de Clubes UNESCO. El texto de
la resolución dice que la Conferencia General
1.Invita al Director
General y a los Estados Miembros a prestar su apoyo para la creación de una
Federación Mundial de Clubes UNESCO, conforme a lo acordado en el Primer Congreso
Mundial de Clubes UNESCO, organizado en la Sede en abril de 1978, y a prestar
toda la ayuda necesaria, particularmente en forma de contribuciones voluntarias
de procedencia gubernamental o privada. 2. Autoriza al Director General a utilizar
todos los medios acumulados que no sean necesarios para la buena administración
del Fondo de Relaciones con el Público para favorecer el funcionamiento de la
Federación Mundial de Clubes y Asociaciones de la UNESCO en curso de creación[13].
En la misma resolución se da un desarrollo interno. De la denominación
de “Federación Mundial de Clubes de la UNESCO” se pasa a la de “Federación Mundial
de Clubes y Asociaciones de la UNESCO”. Es un intento de clarificar quiénes
pueden formar parte de esta Federación.
Es más significativo, sin embargo, que en este momento “fundacional”
de la Federación Mundial lo que se consideran que son sus miembros naturales
no son federaciones, sino clubes y asociaciones UNESCO autónomos. Con lo que
se refuerza el interés de la UNESCO por dejar claro que su relación primigenia
es con estos grupos individuales y, en segunda instancia, con las agrupaciones
de tales, en las cuales aquéllos no están obligados a participar.
La Conferencia General de 1980 ofrecerá un dato de gran valor para el
movimiento en su resolución 21C/6.04 en la que
3.Invita a las comisiones
nacionales a realizar esfuerzos para incrementar su ayuda a los clubes y asociaciones
de la UNESCO en sus países respectivos, y a otorgar su pleno apoyo a la creación
y funcionamiento de la Federación Mundial de Clubes y Asociaciones de la UNESCO[14].
Se ha producido un cambio en la denominación de la Federación, que ahora
pasa a denominarse Federación Mundial de Asociaciones y Clubes UNESCO, trasladando
a primer término la palabra asociaciones y a segundo término la de clubes.
La Conferencia General de 1987 habla de la Federación Mundial de Asociaciones,
Centros y Clubes UNESCO. La nueva denominación, que incluye la palabra centros,
no ha sido establecida por la Conferencia General. Ésta se limita a ratificar
un hecho.
Obviando una descripción pormenorizada al respecto de la denominación,
hay que subrayar, en resumen, que la que primero fuera conocida como Federación
Mundial de Clubes de la UNESCO, luego como Federación Mundial de Clubes y Asociaciones
de la UNESCO y, más tarde, como Federación Mundial de Asociaciones y Clubes
de la UNESCO empieza a denominarse, a partir de 1987, como Federación Mundial
de Asociaciones, Centros y Clubes UNESCO.
En todo caso, la FMACU nunca será considerada como una federación de
federaciones. La Federación Mundial mantiene un tipo de relaciones con la UNESCO
en virtud de las asociaciones, centros y clubes UNESCO que agrupa, y que son
los que la UNESCO considera sus colaboradores más directos y parte integrante
de su programa.
Si la Federación Mundial, como persona jurídica, es independiente, no
lo son tanto las asociaciones, centros y clubes de la UNESCO que la conforman
–aunque también sean personas jurídicas-, pues éstos tienen su origen directamente
en una iniciativa de la UNESCO, que asumen algunos ciudadanos.
El proceso de la Federación Mundial es diferente: la Federación Mundial
no es una iniciativa de la UNESCO, sino de las asociaciones, centros y clubes
UNESCO que deciden agruparse para optimizar su acción.
Si la Federación Mundial acoge en su seno a las Federaciones nacionales de clubes y asociaciones, seguramente, una denominación más adecuada sería la de Confederación.
I.3.1.1. La Declaración de Ekaterimburgo
La aprobación en Ekaterimburgo de un proyecto de resolución a elevar
a la 30ª Conferencia General de la UNESCO será acogido con satisfacción por
la Conferencia General de 1999. Ésta decide que tal proyecto sea aplicado por
la Unidad correspondiente de la Secretaría.
La Declaración es una auténtica batería de los objetivos que animan la
acción de las asociaciones, centros y clubes UNESCO del mundo. Y los métodos
para alcanzarlos no se separan de los que han sido tradicionales en la tarea
de las asociaciones, centros y clubes UNESCO, los cuales son los que siempre
han sido preconizados por la UNESCO.
Por otra parte, hasta la Conferencia General de 1999 nunca se había hablado
en las Actas de la existencia en la Secretaría de la UNESCO de una Unidad responsable
de las asociaciones, centros y clubes UNESCO.
Su función de coordinación se dirige a las asociaciones, centros y clubes
UNESCO. La UNESCO encarga a la Unidad la tarea que dichos clubes habían creído
que era necesario afrontar. La labor de coordinación, por tanto, recae en la
Unidad, y no en la FMACU. El programa de los clubes, asociaciones y centros
UNESCO -y éstos individualmente considerados- es un asunto de la directa competencia
de la UNESCO, con quienes ella se relaciona directamente. Los organismos intermedios
en ningún caso pueden suplantar esta dependencia y relación directa con la Secretaría
de la UNESCO.
En este sentido hay que entender también lo referido a los programas
de formación para los responsables de las asociaciones, centros y clubes UNESCO,
que han de ser aplicados por la Secretaría de la UNESCO. Ésta podrá designar
para su ejecución a quien estime capacitado para ello, sabiendo que la Conferencia
General en ningún momento encomienda esta tarea a la FMACU.
[1] UNESCO, Constitución,
preámbulo, París, UNESCO, s.f.
[2]
UNESCO (1946): Conférence Genérale, “Procès-verbaux des six sous-commissions
de la Commission du Programme. Sous-Commission de l’Éducation. Quatriéme
séance. Groupe II, Point I: Clubs
de
relations internationals”, Paris, p.164 (traducción del original francés).
[3]
MARTÍNEZ DE MORENTIN, J.I. (2002): La UNESCO y las modalidades educativas:
su aplicación y la creación de la profesión de Animador UNESCO. Tesis
doctoral. Departamento de
Teoría e Historia de la Educación. EHU-UPV, San
Sebastián, p.461.
[4]
Op. cit. en nota 2.
[5]
Ibídem.
[6]
Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] UNESCO (1946): op.
cit. en nota 2, “Rapport de la sous-commission de l’éducation. I.- Action
inmédiate pour favoriser la compréhension internationale. Aide aux clubs
de relations internationales”,
p.234.
[9] UNESCO, Constitución,
artículo VII.1.
[10] UNESCO (1951): Actas
de la Conferencia General. Resoluciones. “Resoluciones adoptadas sobre
el informe de la Comisión de Relaciones Oficiales y Exteriores. Recomendaciones.
A.
Recomendaciones generales”, resolución
6C/30.132, París, p.78.
[11]
Op. cit. en nota 9, artículo VII.2.
[12] UNESCO (1974): Actas
de la Conferencia General. Volumen I. Resoluciones, “Programa. Comunicación.
Información pública y fomento de la comprensión internacional. Relaciones
con el
público”, resolución 18C/4.341ª)ii),
París, p.82.
[13] UNESCO (1978): Actas
de la Conferencia General. Volumen I. Resoluciones. “Programa para 1979-1980.
Servicios de apoyo al programa. Oficina de Información Pública”, resolución
20C/6/32,
París, p.115.
[14] UNESCO (1980): Actas
de la Conferencia General. Volumen I. Resoluciones, “Programa para 1981-1983.
Servicios de apoyo al programa. Clubs y Asociaciones de la UNESCO”, resolución
21C/6.04, París, p.88.
[15] CECU (1992): Boletín
Club UNESCO, nº 4, Madrid, p. 2.
[16] CECU (1994): Gaceta
de los Clubes UNESCO, nº 1, Madrid, p. 24